La Luz


De momento nuestra alfombra se limitaba a estar solamente a 5 centímetros del suelo. No había manera de iniciarla y el aire tibio de la ciudad nos decía que ya era la hora.

Miramos hacia el cerro gris y sin luz que debíamos atravesar.

Creo que en algún momento pensé dejar todo hasta ahí, pero algo me decía que ya iniciaría.


Dejando el miedo atrás, nos sentamos y cruzamos las piernas tratando de llegar al Loto. Se me hacía un poco más difícil que a mi pequeño acompañante, quien al ver mi cara de frustración al no alcanzar la perfecta geometría me dijo:

-“Tranquilo, no hay manera de fallar. Sólo debes relajarte y pensar que no estás”


Aquella frase me dejó aún peor; “…Y pensar que no estás”…

De pronto, ¡la alfombra se elevó lo suficiente como para ver la ciudad completa! No podía entender que pasaba, solo sentí que ya no estaba, pues todo era más liviano.

-“La Luz no está tan lejos, llegaremos pronto”- dijo con certeza.

Crucé mis manos sobre las piernas, y me dispuse a conocer, total, la Luz no estaba tan lejos. El ruido inmundo del hormigón masivo y desgastado comenzaba a quedarse atrás, la rabia ya no estaba y mis ojos empezaban a ver. La Luz, ¡Claro! ¡la Luz era todo! Mientras nos acercábamos al cerro Gris los rayos de Luz eran más fuertes, y el “no estar” era más cierto que nunca.
-¿Que se hay detrás del cerro Gris?- pregunté al pequeño.
-Nada que no conozcas, con la diferencia que todos los viven ahora Son, porque dejaron de “estar”. ¡Mira, mira! la Luz nos saluda, la Luz nos saluda. Es todo tan hermoso ¡mira, aprovecha de ver todo, aprovéchalo Ro!

De un momento a otro, ya no se oía ruido. Miré hacia la ciudad, pero ya había desaparecido. Detrás del cerro Gris estaban todos. Nos hacían señas alegres dando la bienvenida, pues no todos los días se conoce la Luz. Era alegre, única y cálida, como debía serlo. Lo que pasa es que la luz que había visto antes, esa de las casas y de los soles eran falsas, pues sólo ilusionan a los que no pueden ver de verdad. Había música de gratitud por todos lados, gente tocando percusiones, niños que corrían por todos lados, madres felices y padres cariñosos, amigos y hermanos. Ya no debíamos rendir cuentas a nadie. Ahora Somos, no estamos.
La Iluminación es de verdad, y no me podré volver jamás a la tierra dura de poderes y dinero.


Mi copiloto se bajó de la alfombra, y me invitó a bajar también. Mis pies sintieron la suavidad de caminar de verdad, mi alma ahora es Luz.
Creo saber donde estoy, pero prefiero no decirlo. Mejor disfrutaré de los colores del cielo y del verdor de la vida que brota esperanzada por todos lados. Me quedaré con el secreto de las estrellas eternas, y de la música verdadera que vibra en cada respiro.


Todos somos, y somos Uno. La conexión, es para siempre.

Ahora no hay límites, sólo saber cuál será el próximo camino entre las estrellas que se abren paso entre la Luz.

0 comentarios: